Shrek Review

by Eduardo Marin Conde (emarin AT nafin DOT gob DOT mx)
July 10th, 2001

Shrek
Eduardo Marín Conde

El género de animación ha constituido una de las formas más creativas del cine en los últimos años. Los notables avances en las técnicas han ido aparejadas de nuevos caminos de expresión artística.
En 1995 surgió la primera película animada realizada enteramente por computadora: Toy Story, fruto de la asociación entre los estudios Walt Disney y la compañía Pixar. Ahora, llega a nuestras pantallas la nueva cinta de dibujos animados digitalizada, Shrek, la cual ha arrasado la taquilla en Estados Unidos con recaudaciones superiores a 230 millones de dólares, siendo la de mayores ingresos en el año, superando a Pearl Harbor, La momia regresa y Náufrago.
Para Dreamworks (el estudio de Steven Spielberg y Jeffrey Katzenberg, quien fuera el presidente de Disney) éste es el quinto filme de dibujos animados, tras haber producido Hormiguitaz, también por computadora; El príncipe de Egipto y El camino hacia El Dorado, de dibujo tradicional, y Pollitos en fuga, de animación con plastilina. De este modo, Dreamworks se ha convertido en el mayor competidor de Disney en este campo, que hace apenas unos años representaba su coto absoluto.
El resultado en esta ocasión es sumamente afortunado. Más que un entretenimiento garantizado, Shrek es una auténtica delicia, un hallazgo. Combina, con singular acierto, el sentido de la aventura, el humor y los elementos típicos de relatos infantiles, para crear una obra novedosa, plena de ingenio y cargada de sentimiento y emotividad. Es un original cuento de hadas por el que desfilan personajes de cuentos clásicos, como Blanca Nieves, La Cenicienta, Caperucita Roja, Pinocho, Los tres cochinitos y Peter Pan, entre otros.
Así, se erige en un sincero y refrescante homenaje a la historia literaria y cinematográfica del género y es una ventana abierta a la imaginación. Lo admirable es su capacidad para armar su narración, para ubicar en este contexto a sus nuevos personajes, salidos de los libros del cartonista William Steig, dándole la vuelta de tuerca a las convenciones de este tipo de historias.
El héroe que rescata a la princesa Fiona es atípico: un ogro verde, irascible, huraño y de malos modales, que gusta tomar refrescantes baños de lodo. Ella ha sido víctima de un hechizo y su beldad desaparece de noche. El final feliz, muy válido dentro del espíritu del relato, no se dará por la vía normal. Triunfará el amor verdadero pero ella adoptará en definitiva la apariencia del ogro "y vivirán feos y contentos por siempre".
Por cierto, la princesa se revela como una experta en artes marciales, en una audaz escena que nos remite directamente a ese sorprendente espectáculo del cine moderno que es The Matrix.
Es notoria la alta calidad que alcanza el dibujo digitalizado en la cinta, pero lo más sobresaliente es la concepción de las imágenes, la precisión de los encuadres y los planos, con los que desarrolla un auténtico lenguaje cinematográfico.
Tras un sólido planteamiento inicial, el filme decae ligeramente a la mitad, después del rescate en el castillo. Pero vuelve a retomar con ímpetu el ritmo que en todo momento atrapa al espectador. La escena final en la que los diversos personajes de los cuentos cantan y bailan, resulta de antología.
Afortunadamente, en México la distribuidora uip tuvo el buen tino de ofrecer la versión original en inglés, con subtítulos en español, además de la necesaria versión doblada para los niños. Así, podemos disfrutar de las voces de Mike Myers, Cameron Diaz y John Lithgow, pero el que se roba las luces es Eddie Murphy como el burro, personaje que se ajusta a las características del actor.
En suma, una obra memorable, un nuevo paso adelante del cine animado que tantos momentos relumbrantes ha proporcionado en los últimos años. Una vez más se comprueba que una buena película para niños será siempre una buena película para adultos.

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